Las muertes de empleados de la industria maquiladora local suman ya 17. En todo Chihuahua se confirmaron 259 casos de Covid-19, de los cuales 75 murieron; 64 en esta ciudad fronteriza. La pandemia no se detiene.

 

Empresas de capital extranjero de rubros no esenciales se rehúsan a interrumpir sus actividades; firmas automotrices alistan su reapertura, quieren hacerlo a la par que las cadenas productivas de Estados Unidos.

 

Desde principios de abril, empleados de industrias maquiladoras como TPI Composites, Termocontroles (Emerson), Foxconn, Fagerdala, Honeywell, Amphenol, Bel Manufacturera, Norma Group, Mersen y Syncreon se manifestaron fuera de las empresas.

 

Otros organizaron paros técnicos dentro de sus centros de trabajo para expresar su inconformidad por la actitud de los patrones, que les exigían laborar pese a las medidas de contingencia estipuladas en el decreto federal del 31 de marzo.

 

Ana, trabajadora de Syncreon, una empresa dedicada a la reparación de cajeros automáticos provenientes del extranjero, relata, a condición de omitir su identidad, que a principios de abril varios compañeros presentaron síntomas de Covid-19; uno de ellos murió durante la primera semana.

 

Según ella han muerto seis trabajadores de esa maquiladora, donde, dice, el personal de recursos humanos se limitó a enviarlos al departamento médico para la valoración de sus síntomas cuando empezaron a enfermar.

 

El 14 de abril, luego de que se diera a conocer la muerte de 13 empleados de la planta Río Bravo de Lear Corporation y la existencia de tres brotes de Covid-19 en maquiladoras de Juárez, se desató el pánico entre los trabajadores de Syncreon, relata la entrevistada.

 

La empresa detuvo sus actividades el 15 de abril, luego de varios paros técnicos organizados por los empleados de los turnos matutino y vespertino, quienes exigieron se enviados a sus hogares con goce de sueldo.

 

Esa semana, relata Ana, firmaron un convenio en el que se estipulaba que recibirían 50% de su sueldo.

 

DECRETO NO HA SERVIDO

 

“En cuanto pasa el olor a muerto, las maquilas vuelven a abrir”, asegura Susana Prieto Terrazas, abogada laborista conocida en Juárez por su defensa de los derechos de los trabajadores de la maquiladora.

 

Desde hace casi cinco años da asesoría jurídica gratuita a los empleados de esta industria en redes sociales; ellos se le han acercado para denunciar irregularidades en las naves industriales.

 

Según cifras extraoficiales, calculadas a partir de los reportes que la abogada laboralista recibe de los propios empleados, el número de muertes por Covid-19 entre esa industria ronda los 50 y alcanza plantas de maquiladoras como Lear, Syncreon, Regal Beloit, Electrocomponentes, Hubbell, TORO, Keytronics y Commscope.

 

El decreto emitido por el gobierno federal el pasado 24 de marzo no ha servido de nada. Sin los lineamientos que determinen las sanciones para las empresas no esenciales que no acaten las medidas, “pudieron habérselo ahorrado”, comenta Prieto Terrazas.

 

Ante este escenario, los empleados decidieron cerrar las empresas, dice a Proceso Pedro Chavira Gutiérrez, presidente de Index-Juárez, organismo que aglomera a los representantes de la industria maquiladora en la localidad.

 

“El tema primordial de los cierres no viene por parte del gobierno, sino de los empleados. La mayoría de las empresas las cerraron ellos”, asegura Chavira Gutiérrez.

 

El cierre de empresas extranjeras en México ha encendido las alarmas en Estados Unidos, desde donde se está ejerciendo presión para que el gobierno mexicano permita su reapertura.

 

La estadounidense subsecretaria de Defensa para Adquisiciones y Sostenimiento, Ellen M. Lord, presentó un informe ante el Pentágono el pasado 21 de abril, en el que externó su preocupación por el cierre de empresas de Estados Unidos, principalmente las dedicadas a suministros de aviación y aeroespaciales.

 

El mismo día el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, escribió varios tuits en los que pidió “proteger la salud sin destruir la economía”, en referencia a las actividades económicas suspendidas por las medidas contra la propagación del virus.

 

Landau dijo estar haciendo lo posible para “salvar las cadenas de suministro “entre México, Estados Unidos y Canadá, y urgió a cuidar la salud de los trabajadores sin destruir esas cadenas.

 

El embajador alertó sobre la posible pérdida de empleos en caso de que las empresas que permanecen sin actividades decidan llevar su capital a otra parte.

 

“Por supuesto que la salud viene primero pero me parece miope sugerir que los efectos económicos no importan. Hay que proteger la salud sin destruir la economía. No es imposible”, apuntó en la red social.

 

Apenas dos días después, el 23 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que “se va a llegar a un acuerdo” con el gobierno estadounidense para no afectar las líneas de producción a ambos lados de la frontera. De acuerdo con el mandatario, la industria automotriz emplea a cerca de 1 millón de personas en México.

 

Asimismo, durante la conferencia de prensa mañanera del 27 de abril, López Obrador confirmó que existe comunicación con el gobierno de Estados Unidos sobre la posible reapertura de empresas de manufactura en México.